Hay que cuidar a los que amamos de los lobos sociales. Amarlos implica cuidarlos, pasar tiempo con ellos, educarlos, formarlos en valores, corregirlos.
¿Qué une a tantos hombres y mujeres tan diferentes al mismo proyecto? El amor de Jesús. El amor de Dios nos reúne, el amor nos trasforma. Tan distintos y tan amados.
Hay que combatir al espíritu mudo que nos hace callar para no sanar. Aprendamos a escuchar-nos, aprendamos a hablar-nos, aprendamos a hacer silencio positivo.