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Amar a Dios nos ayuda a Amar a los que nos rodean (Mt. 10, 34-11,1)

El miedo rompe los proyectos de paz,  por miedo se mata, se toman decisiones equivocadas.  Nuestra ayuda es invocar al Señor.   Tu amor a Dios se refleja en como tratas a los demás. 

Ir a los pobres, ir a los enfermos y si no puedes ,ora por aquellos que si lo hacen (Mc. 6, 7-13)

La suerte del profeta es incomodar a muchos, el profeta no es boca para esos oídos  cerrados. Si no podemos ir a los pobres, a las familias,  a los necesitados hay que orar por los que si van, Nuestra oración ayuda a otros. 

Dios nos cuida (Mt. 10, 24-33)

¡Dios rescata!

Hay que cuidar a los que amamos de los lobos sociales (Mt. 10, 16-23)

Hay que cuidar a los que amamos de los lobos sociales. Amarlos implica cuidarlos, pasar tiempo con ellos,  educarlos, formarlos en valores, corregirlos.

Aprendamos a confiar en la Providencia (Mt. 10, 7-15)

La providencia sorprende, ¡confía! Dios Provee.  

Los 12, el nacimiento de la Iglesia en salida. Tan distintos y tan amados (Mt. 10, 1-7)

¿Qué une a tantos hombres y mujeres tan diferentes al mismo proyecto?  El amor de Jesús. El amor de Dios nos reúne,  el amor nos trasforma.  Tan distintos y tan amados.

Los Espíritus mudos se vencen Amando (Mt. 9, 32-38 )

Hay que combatir al espíritu mudo  que nos hace callar para no sanar. Aprendamos a escuchar-nos, aprendamos a hablar-nos, aprendamos a hacer silencio positivo.

Que nuestra fe sea tan grande para obrar lo imposible (Mt. 9,18-26)

La determinación de ser sanados por Jesús.  La confianza de que Jesús obra lo imposible.  La Eucaristía es la escalera que une al cielo con la tierra. 

Dios tiene sus tiempos, Jesús a los 30 años cambió de oficio (Mc. 6, 1-6)

Un profeta obra en medio de lo ordinario. El proyecto de Dios nos lanza a retos grandes.

Tocar las llagas del que sufre, es tocar las llagas de Jesús (Jn. 20, 24-29)

  Tocar las llagas de la humanidad es tocar las llagas de Jesús. Hay que Creer para Ver.