Digan a los desanimados, ¡Ánimo! consuelen a mi pueblo dice el Señor. Escuchemos a Dios, y para eso muchas veces será necesario afinar el oído, callar la boca y abrir siempre el corazón.
¿Cuál es el ayuno que le agrada al Señor? que te portes bien, que ayudes, que seas generoso. Remendar lo que vale la pena, si. Ocultar, maquillar, disfrazar las estructuras caducas, no.
Deja las seguridades de la orilla, ¡rema mar adentro! Jesús nos lleva a más; más amar, más confiar... En tu nombre Señor, lo intentaré de nuevo, pero ahora contigo.
Cuando Jesús entra a nuestra vida los que amamos también son bendecidos. Providencia divina amparo mío, providencia divina mi único auxilio, providencia divina en ti confió, providencia divina sólo a ti pido.
No dejes que el demonio hable, cállalo, sino terminará por confundirnos. Que no hable el estrés ni el cansancio. sino terminamos lastimando a los que amamos, diciendo cosas que lastiman y no ayudan. Amar nos mantiene despiertos.
Jesús; mapa y tesoro. Descubramos el valor del Reino escondido en casa, en los pobres, en los necesitados. Ni ciegos, ni sordos ante las necesidades de los demás.
Manos inocentes y un corazón puro. Sal. 24,4 Lavarse las manos, cuidar el corazón. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor? los que aman, los que ayudan, los que cuidan.